lunes, 25 de febrero de 2013

Antonio Miguel oliveros Quiroga


El Cerro el alto y Cantarranas se miran tarde y mañana,
el Roero con el Cerrito ven a la Plazoleta pequeña y coqueta. 
El carril con la calle arriba, se unen buscando la cruz chiquita
y al otro lado la Ermita, la más bonita.
Pueblo amable, festero y sincero, 
amigo de quien el bien, sea lo primero, 
da la mano al extranjero y al viajero, 
sin mirar su condición o dinero, 
su casa abierta y mesa puesta, 
a quien la necesita sincera. 
Campo y sierra, jara y romero, 
de las dos riberas, quien llego primero, 
encinas y retamas, son el alma del cisquero 
que sale a buscar cada mañana, 
tierra dura y agreste, 
cuna de hombres rudos y fuertes, que dan la vida por su gente. 


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